miércoles, 24 de junio de 2009

Fragmento de la conferencia España; G. Bueno 1998

[El siguiente fragmento reproduce textualmente, con algunos saltos sin pérdida de generalidad, el final de una conferencia pronunciada por Bueno en Asturias con motivo del X aniversario de la asociación de hispanismo filosófico el 14 de Abril del año 1998. El texto parece más que revelador. Para el que quiera escuchar la conferencia completa, está diponible en youtube. aquí]



"...España sigue siendo católica y América también, que una cosa es que el consenso constitucional haya dicho que es una confesión más, los anabaptistas, los testigos de Jehová etc, que tiene algunos privilegios fácticos como hemos visto hace unos días en las procesiones de semana santa, pero lo cierto es que España es católica, sociológicamente católica y América también. Entonces el problema, yo creo que hay que plantearlo de otro modo, el problema es: si España no fuera católica o para los que no lo son, qué significa la presencia del catolicismo una vez purificado de sus elementos que no son religiosos si no que son la religión civil, que decía Barrón, como pueden ser las procesiones de semana santa, es decir, alguien que no es católico ni creyente qué puede recoger, qué puede decir que queda del catolicismo, es decir hasta qué punto debe a ese catolicismo y únicamente a él ciertos valores que son actualmente y que puede compartir con los católicos. Yo por mi parte no puedo hacer aquí ninguna encuesta ni nada de eso, pero por mi parte y deduciendo sencillamente desde la perspectiva que he llevado adelante, me atrevería a decir lo siguiente: que el catolicismo actual español, se define principalmente frente a dos cosas, frente a los protestantes y frente al Islam ¿en qué?, pues por ejemplo, frente a los protestantes, en la crítica al fondo, que a mi me parece que es una idea totalmente católica, la critica al fondo del concepto de conciencia subjetiva, del libre exámen que tantos clérigos postconciliares andan con ella y tantos objetores de conciencia como concepto puramente metafísico, concepto luterano. No hay conciencia subjetiva, esto es un mito. La conciencia es objetiva y unicamente cuando se dan razones es presentable al público. Yo no admito que nadie me diga yo no voy al ejercito porque tengo objeción de conciencia, me está insultando, porque yo fui al ejercito, yo no puedo tolerar esto, que me de razones, no hay objeción de conciencia subjetiva, la objeción de conciencia es de tradición protestante.
Entonces yo creo que la tradición católica obliga realmente a plantear las cosas de otro modo, la tradición católica obliga también a mantener el gusto por la teología y por la filosofía escolástica, el gusto por la teología frente a la teología mistica, el gusto por el razonamiento, el deslindamiento escrupuloso que hizo Suárez, el primer monumento a las disputaciones en donde la filosofía queda totalmente separada de la teología y distingue perfectamente lo que es una cosa y otra como ya lo distinguió Santo Tomás, en donde la teología natural no tiene nada que ver con la teología revelada y en donde la teología es un modo de transformar y de educar a todo el mundo, a todos los creyentes, en un tipo de actitud que es totalmente diferente de ese pietismo nebuloso absurdo que está a dos pasos del nihilismo, está a dos pasos del holocausto sencillamente.
La segunda parte es la lucha contra el Islam ¿y qué hay del catolicismo contra el Islam? Yo aquí subrayaría, en la perspectiva filosófica, subrayaría esto: la defensa de la racionalidad como ligada al cuerpo individual es una idea católica fundamental, es la idea de la resurrección de la carne de la individuación materia signata cuantitate, es decir, no es el alma, es el cuerpo individual, es una doctrina católica, estrictamente católica, anticartesiana completamente y antihansenista en donde la individuación es el alma, no, la individuación es el cuerpo y por consiguiente la razón no viene de un entendimiento agente, universal, viene del entendimiento individual que está ligado a las manos, al cuerpo, la razón es manual, es operatoria. Yo atribuyo a esta doctrina que nosotros mantenemos, la teoría de la razón operatoria, es una doctrina católica realmente, en el fondo es católica y por tanto la oposición del catolicismo al islamismo y al protestantismo la estamos viendo continuamente ahora no solamente en el tercer mundo islámico, porque el tercer mundo es el fanatismo, como sabemos y de hecho al principio, volviendo y anudando con el punto de partida, que la guerra de la reconquista en Asturias fue la lucha contra los politeístas porque la idea cristiana de Dios, Padre, Hijo y Espiritu Santo es una idea pluralista que recoge la idea de la materia del materialismo pluralista frente al monoteísmo fanático de estirpe aristotélica musulmana, fanatismo que estamos viendo estos días en la guerra santa y la lucha contra el protestantismo la estamos viendo literalmente en los imperios depredadores, en el imperio por antonomasia diría el imperio de Estados Unidos, el imperio por antonomasia como llaman en América latina en donde la lucha por ejemplo de los zapatistas es la lucha de los protestantes contra los católicos y no hay que engañarse, es la penetración en Cuba, en Méjico etc de todas las confesiones protestantes que quieren precisamente introducir el inglés precisamente contra España y entonces hay que saber que no hay armonía universal, que estamos en lucha permanente y que ignorar esto es estar en la higuera completamente.
Yo diría que lo que queda realmente del imperio, lo que queda vivo, presente, actuante en nosotros del imperio católico es, no ni siquiera un modo de ser, como diría Ortega, porque no hay modos de ser, hay muchos, si no más bien, para utilizar también la distinción característica española, es un modo de estar, lo que caracteriza o puede caracterizar a los españoles de hoy es un modo de estar, ¿en qué consiste este estar?, yo lo definiría, no en replegarse hacia su historia o hacia su sustancia para tratar de sacar de ella la sabiduría o la razón o la conducta, sino estar viendo continuamente con los ojos abiertos hacia afuera tratando de asimilarlo todo, de digerirlo todo, expelerlo todo etc, es decir de estar controlando absolutamente todo y estar a la espera de que en cualquier momento podamos tener la oportunidad de intervenir en una acción realmente universal."

domingo, 14 de junio de 2009

Las Piedras Negras; Miguel Delibes.

[Reproduzco uno de los capítulos de la novela de Miguel Delibes, Viejas historias de Castilla la Vieja.
Muy bueno el capítulo de este libro de Delibes "La caza de la perdiz roja", quizá el mejor, que por su extensión no he sacado aquí.]

"Próximo a Pimpollada, sin salirse del páramo, según se camina hacia Navalejos, en la misma línea del tendido, se observa en mi pueblo un fenómeno chocante: lo que llamamos de siempre las Piedras Negras. En realidad, no son negras las piedras, pero comparadas con las calizas, albas y deleznables, que, por lo regular, abundan en la comarca, son negras como la pez. A mí siempre me intrigó el fenómeno de que hubiera allí una veta aislada de piedras de granito que, vista en la distancia - que es como hay que mirar las cosas de mi pueblo - parece un extraño lunar. Allí fue donde me subió mi tío Remigio, el cura, el que fue compañero de seminario de don Justo del Espíritu Santo, en Valladolid, la vez que vino por el pueblo a casar a mi prima Emérita con el veterinario de Malpartida. Yo le dije entonces a bocajarro: "Tío, ¿qué es la vocación?" Y él me respondió: "Una llamada". Y yo le dije: "¿Cómo siente uno esa llamada?" Y él me dijo: "Nada de eso; confía en la misericordia de Dios".
Mi tío Remigio era muy nervioso y movía siempre una pierna porque sentía como corrientes y en ocasiones, cuando estaba confesando, tenía que abrir la puerta del confesionario para sacar la pierna y estirarla dos o tres veces. Mi tío Remigio era flaco y anguloso y nada había redondo en su cuerpo fuera de la coronilla y cuando yo le pregunté si se sabía cura desde chico, tardó un rato en contestar y al ´fin me dijo: "Yo oí la voz del señor cazando perdices con reclamo para que lo sepas". Yo me quedé parado, pero, al día siguiente, el tío Remigio me dijo: "Vente conmigo a dar un paseo". Y pian pianito nos llegamos a las Piedras Negras. Él se sentó en una de ellas y yo me quedé de pie, mirándole a la cara fijamente, que era la manera de hacerle hablar. Entonces él, como si prosiguiera una conversación, me dijo: "Yo nunca había cazado perdices con reclamo y una primavera le dije a Patrocinio, el guarda: 'Patro, tengo ganas de cazar perdices con reclamo'. Y él me dijo: 'Aguarda a mayo y salimos con la hembra'. Y yo le dije: '¿La hembra?' Y él me dijo: 'Es el celo, entonces, y los machos acuden a la hembra y se pelean por ella'. Y de que llegó mayo subimos y en un periquete, sobre estas mismas piedras, hizo él un tollo con cuatro jaras y nos encerramos los dos en él, yo con la escopeta, vigilando. Y, a poco, él me dijo: '¿No puedes poner quieta la pierna?' Y yo le dije: 'Son los nervios'. Y él me dijo: 'Aguántalos, si te sienten no entran'. Y la hembra, enjaulada a veinte pasos de la mirilla, hacía a cada paso: 'Co-re-ché, co-re-ché'. Entonces me gustaban mucho las mujeres y a veces me decía: '¿Qué puede hacer uno para librarse de las mujeres ?' Y cuando la hembra ahuecó la voz, Patrocinio me susurró al oído: 'Ojo, ya recibe...¿No puedes poner quieta la pierna?' De frente, a la derecha de mi campo visual apareció un macho majestuoso. Patrocinio me susurró al oído: '¡Tira!' Pero yo apunté y bajé luego la escopeta Y me dijo Patrocinio '¡Tira! ¿A qué demontres aguardas?' Volví a armarme y apunté cuidadosamente a la pechuga del macho de perdiz. '¡Tira! volvió a decirme Patrocinio, pero yo bajé de nuevo la escopeta. 'No puedo; sería como si disparase contra mí mismo'. Él entonces me arrebató el arma de las manos, apuntó y disparó, todo en un segundo.
Yo había cerrado los ojos y cuando los abrí el macho aleteaba impotente a dos pasos de la jaula. Al salir del tollo me dijo Patrocinio de mal humor: 'Esa pierna adelantarías más cortándola'. Pero yo sentí nauseas y pensaba: 'Ya se lo que he de hacer para que las mujeres no me dominen'. Y así es como me hice religioso.
Yo tenía la boca seca y escuchaba embobado y al cabo de un rato le dije a mi tío Remigio: "Pero en la jaula era la hembra la que estaba encerrada, tío".
A mi tío Remigio le brillaban mucho los ojos, dio dos pataditas al aire y me dijo: "¿Qué más da, hijo? Lo importante es poner pared por medio".