Ambientada en la Florencia de los Medici del siglo XV, la novela se desarrolla entorno a uno de los grandes pintores de la época, el joven Sandro Botticelli junto a los grandes personajes también históricos como Leonardo Da Vinci, la familia Medicci, la joven musa Simonetta Vespucio, modelo de muchos de los cuadros de Botticelli, entre ellos "El nacimiento de Venus" en la galería Uffizi de Florencia, y que era sobrina o prima (ahora no recuerdo) del comerciante y cosmógrafo Américo Vespucio de quien tan injustamente lleva el continente americano su nombre por cierto, y otros como el inflexible Savonarola y demás personajes de la época.
Luis Racionero ha desarrollado esta novela aportando su gran conocimiento de Florencia y del Quatrocento renacentista. Se ha introducido en el carácter y la personalidad de sus personajes, dándoles a cada uno sus propias posibilidades dentro de esta trama, con una admirable capacidad para inventarse unos hechos, que bien pudieron haber ocurrido en el transcurso de unos acontecimientos, de intrigas palaciegas, desamores, conjuras y contubernios que prometen un final digno de una buena novela histórica.
Aunque he leído alguna crítica por internet en sentido contrario donde la ponen a parir, creo que exageran. A mi me ha gustado y me han dado ganas de volver a Florencia para pasear por sus calles y volver al Duomo.
No me resisto a escribir un fragmento de la obra que me gusta especialmente en un momento en el que Sandro, profundamente absorto por el desamor de Simonetta y en un diálogo en aquel ágora reminiscente de la antigua grecia replica a su interlocutor "No hay filosofía que aguante un dolor de muelas"
Una lectura fácil, profunda y estupenda para todos aquellos enamorados de Florencia y el Renacimiento.
Luis Racionero ha desarrollado esta novela aportando su gran conocimiento de Florencia y del Quatrocento renacentista. Se ha introducido en el carácter y la personalidad de sus personajes, dándoles a cada uno sus propias posibilidades dentro de esta trama, con una admirable capacidad para inventarse unos hechos, que bien pudieron haber ocurrido en el transcurso de unos acontecimientos, de intrigas palaciegas, desamores, conjuras y contubernios que prometen un final digno de una buena novela histórica.
Aunque he leído alguna crítica por internet en sentido contrario donde la ponen a parir, creo que exageran. A mi me ha gustado y me han dado ganas de volver a Florencia para pasear por sus calles y volver al Duomo.
No me resisto a escribir un fragmento de la obra que me gusta especialmente en un momento en el que Sandro, profundamente absorto por el desamor de Simonetta y en un diálogo en aquel ágora reminiscente de la antigua grecia replica a su interlocutor "No hay filosofía que aguante un dolor de muelas"
Una lectura fácil, profunda y estupenda para todos aquellos enamorados de Florencia y el Renacimiento.