martes, 24 de diciembre de 2013

Algunas preguntas molestas en relación al aborto.

La eliminación de un embrión humano porque nos moleste, sea esa molestia de la naturaleza que sea, convierte al propio embrión en una cosa, en “algo” eliminable por las razones que se quieran dar. Pero acaso ese embrión humano, si no es todavía persona, ¿no es un proyecto de vida personal? 
Si desde el momento de la concepción se deja libertad para los procesos biológicos que procuran el desarrollo del ser humano en el vientre materno ¿acaso no se irá desarrollando como ser humano? ¿Qué diferencia puede haber entre el valor de mi vida ahora y el de la vida del embrión? ¿Por qué mi vida vale más que la del embrión? y, si se puede eliminar la vida del embrión, ¿Por qué no se podría eliminar cualquier otra vida humana por las mismas razones en cualquiera de sus etapas biológicas desde la concepción hasta la senectud?

domingo, 10 de noviembre de 2013

El español.

"Cómo el castellano, una pequeña lengua de un rincón, se convirtió en el español, la mayor aportación española al mundo. Los propios indígenas lo adoptaron porque les era más práctica. Nacionalistas o terroristas acaban hablando español, que es lo que al final les sirve. Llevamos la religión, conquistamos lugares, pero el mayor éxito de la historia de España es la extensión del idioma."

Francisco Rodríguez Adrados.

viernes, 1 de noviembre de 2013

La niña de Luzmela. Concha Espina

Termino la novela "La niña de Luzmela" de Concha Espina Extraordinaria novela, ambientada a principios del siglo XX. Se centra en la vida de una niña tocada por la bondad divina. De origen humilde y huérfana es apadrinada por un alocado y bondadoso hidalgo millonario de herencia que la cuida y la quiere como a su propia hija. Tras la muerte de éste deja la fortuna en manos del jovencísimo médico que le trata que queda como albacea de los intereses de la pequeña y el cuidado de ésta a cargo de la, desconocida para el hidalgo, terrible y demoníaca, familia de su hermana.
  
Lectura fácil y rápida, de gran profundidad y en ningún momento aburrida, todo lo contrario, a cada paso se desea ya el siguiente. La niña de Luzmela, Carmen, es una dicha de bondad absoluta incapaz de hacer el mal. Su comportamiento se acerca a la santidad inmaculada, innata, de una virgen que cautiva a todo aquel que sabe descubrir su santidad. 

Recomendado cien por cien. No se si estoy teniendo suerte con la elección de mis libros, pero de momento todos están siendo muy interesantes. También es cierto que los autores son escritores de primer orden. La novela se puede encontrar por Internet.




miércoles, 23 de octubre de 2013

Principio antrópico.

Intervención del padre Manuel Carreira en uno de los programas de Lágrimas en la lluvia dirigido por Juan Manuel de Prada. Texto transcrito.

"...el llamado principio antrópico que es, por consideraciones físicas, se puede preguntar qué ocurriría si el estado más primitivo del universo en el Big Bang hubiese tenido una variación, por así decirlo, digna de mención, o en la cantidad de materia del universo o en la fuerza de cada una de las cuatro interacciones que rigen el proceder de la materia. Y una vez tras otra, cuando se hace ese cálculo se dice, no podría existir vida inteligente y entonces llegan a la conclusión: El universo desde su primer momento está ajustado con una precisión extraordinaria, en algún caso de hasta cincuenta decimales, y de no estar ajustado con esa precisión, la vida sería imposible aún en un único planeta. Esto es algo que uno de los físicos de mayor prestigio del siglo XX John Archibald Wheeler pone en un artículo que yo he citado muchas veces donde dice: Hay dos preguntas básicas 

1ª) Por qué hay algo en lugar de nada. 
2ª) Qué relación hay entre las propiedades del universo ya en su primer momento y nuestra existencia. 

Y dice, si no sabemos contestar a estas dos preguntas, tendremos que confesar que realmente no entendemos nada y él hace luego un raciocinio que podía haber firmado Santo Tomás donde dice, la propiedad más absolutamente propia de la materia es su mutabilidad. Toda la ciencia estudia los cambios de la materia, pues bien, toda mutabilidad implica la posibilidad de existir de diversas maneras. Aquello de que hablamos como mudable no está determinado a existir sólo de una manera y luego añade; todo aquello que pueda existir de diversas maneras tiene que ser ajustado extrinsecamente para que exista de una manera concreta y no de otra de las posibles y por tanto el universo tuvo que ser ajustado ya en su primer momento y ese ajuste tiene que tener un fin y el fin que se descubre es ajustarlo para que pueda existir la vida humana. No nos importa hablar de otros universos, no nos importa hablar de otras humanidades. El universo cumple su destino cuando existe un planeta que es la Tierra, por lo menos uno, donde se da la vida personal inteligente y con una última frase; si el creador es inteligente y libre, tiene los atributos propios de la persona. Para una persona, la razón última de crear no puede ser que le gusta ver quemarse estrellas ni que le gusta ver lagartijas corriendo por el suelo, una persona solo puede satisfacerse con relaciones personales y entonces el universo está hecho para que haya quienes pueden tener relaciones personales con el creador personal"

martes, 10 de septiembre de 2013

Lágrimas en la lluvia.

Se ha hablado y escrito mucho de la genial película Blade Runner. Han sacado a la luz varias versiones que han dado lugar a diferentes interpretaciones de esa realidad futura tan sugestiva. 

Blade Runner, para mí, es mucho más que una película de ciencia ficción convencional en la que se pretenda mostrar una realidad futura bajo el prisma de una historia más o menos emocionante.

El trasfondo de la trama alcanza profundidades que rozan o dejan palpable la médula misma de los problemas más radicales de la humana preocupación a lo largo de la historia. En palabras del protagonista Rick Deckard, "de dónde vengo, a dónde voy, cuánto tiempo me queda".

Hace un tiempo, sacaron un interesante reportaje en televisión sobre la realización, producción y montaje de la película con las opiniones del propio director Ridley Scott, actores y muchos de los que participaron. Pero el reportaje se centraba sobre todo en aspectos técnicos y de composición del film más que de lo más esencial y lo que hace, en gran medida, genial el resultado de la producción. El trasfondo, para mí radical, y que queda perfectamente plasmado en los últimos minutos de la película y, más aún, en ese final donde Deckard se aleja con Reichel, donde la voz en off hace aclaraciones fundamentales sobre el futuro que le puede deparar a la pareja; "Gaff la había dejado vivir, cuatro años creía él" (*), pero estaba equivocado, Tyrell le había dicho a Deckar que Reichel era un proyecto "especial" que no tenía fecha de caducidad, ¿Cuánto tiempo iban a estar juntos? ¿Quién lo sabía?. Reichel se confunde aquí con un ser humano y no parece que haya diferencias entre uno y otro.

Bajo este foco, que el género sea ciencia ficción es casi circunstancial. Pero centrándome en las distintas versiones que dejan abierta la posibilidad de elección sobre la verdadera realidad de nuestro protagonista Deckard ¿Era o no un Replicante Deckard? 

Desde mi punto de vista y partiendo, si no me equivoco, de la primera versión que se estrenó en España con voz en off del protagonista, me parece mucho más sugestivo y profundo pensar que no lo era. No obstante en esa versión tampoco parece que haya indicios de que lo fuera y el propio Harrison Ford reconoce que representó el papel en este sentido a pesar de la escena en la que Deckard aparece cogitabundo en su apartamento donde se pueden ver sus fotos familiares en segundo plano. La razón que me mueve a querer pensar eso parte de la idea de imaginar la relación espiritual, o como quiera llamarse, que se establece entre el Replicante y el hombre. Los dos son personas tal como se muestran aunque con diferencias en cuanto a su existencia que afectan a su propio ser. Se trata de plantear problemas filosóficos, quizá teológicos.

Hubo versiones posteriores o paralelas en las que aparecía Deckard soñando con un unicornio, el sueño de la inocencia, pero también el sueño de la vacilación de Deckard sobre la posibilidad de que su empatía no tuviera un soporte emocional avalado por los recuerdos de un pasado "real", sino recuerdos implantados, que le podrían llevar a sospechar de su propia condición humana.

Claro está que existe una clara diferencia entre el comportamiento emocional de Deckard e incluso de la propia Reichel con respecto al resto de Replicantes incluido el increíble Roy Batty cuya genialidad parece rebasar su propia realidad. Diferencias como la capacidad física, muy superior en los Replicantes y que no parecen tener ni Deckard ni Reichel.

Reichel era un experimento, un prototipo de Tyrell, no cuadra muy bien que Deckard también lo fuera ya que éste llevaba una vida fuera de la Tyrell Corporation, ajeno a la compañía. Y aquí hay un dato importante, Reichel es más humana que Roy Batty, él es un prodigio, pero le falta, al igual que al resto de Replicantes, la humanidad que sí parece tener Reichel, que es un experimento "mejorado". Recordemos el lema de la compañía: "Más humanos que los humanos".

Siendo Deckard un Replicante tengo la sensación de que la dimensión biográfica de la persona, con sus realidades pasadas, con sus problemas espirituales, mucho más ricos, en principio, que los del Replicante, queda coartada por un ser, el ser Replicante, que se me antoja inferior en este sentido, quiero decir, menos humano visto desde esta perspectiva, acaso una categoría de persona de diferente rango, como podría serlo la persona divina respecto a la humana. Y es en estas diferencias entre uno y otro donde se pueden plantear problemas radicales, donde el Replicante, como Roy Batty, ha intuido el valor de ser persona humana y quiere serlo y sobre todo quiere vivir más, "me temo que eso está fuera de mi jurisdicción" le responde Tyrell refiriéndose a la muerte. Él ha sido diseñado así, "has sido lo más perfectamente diseñado" - "pero no para durar", le responde Roy.
Además Roy siente que le falta algo, quizá sea ese soporte emocional, biográfico, para poder proyectar en el futuro, para saber a qué atenerse con respecto a sus sentimientos, emociones etc, y tiene menos vida, no le da tiempo a descubrir respuestas que satisfagan sus preguntas radicales sobre por qué estamos aquí y para qué y muere en su plenitud con resignación, aceptando el destino y con gran dignidad, pero sin esperar nada más que la muerte, dándose cuenta de la realidad dramática de la vida, "All those moments will be lost in time like tears in the rain".

Algo parecido le puede pasar al hombre, aunque tiene más vida, tampoco le da tiempo a descubrir esas respuestas, aunque él ha tenido una biografía una vida que ha ido haciéndose, labrándose con el tiempo y la ruptura de la vida, si no es repentina, pasa por la senectud de la que carece el Replicante. 

Blade Runner es una obra maestra, un film cuyo contenido va más allá de sus primeras intenciones, estoy seguro. La he visto muchas veces y la volvería a ver como la primera vez. Es como los buenos libros a los que siempre se puede recurrir.








(*) Los Replicantes estaban dotados de un mecanismo de seguridad: cuatro años de vida. Precisamente para evitar que al cabo de un tiempo, estimado por los diseñadores genéticos, los androides pudiesen adquirir determinadas pasiones humanas que les pudiesen llevar a rebelarse, como de hecho ocurrió, pero antes de los cuatro años previstos.


domingo, 28 de julio de 2013

Lecturas de verano. Martín de Caretas de Sebastián Juan Arbó.

He concluido la fascinante trilogía de Sebastián Juan Arbó sobre la historia de Martín, un chico de un pueblo de Cataluña llamado Caretas (desconozco si el pueblo existe. No lo he encontrado). Pertenece al género de la narrativa picaresca rescatada por este genial autor. Ambientada en los años treinta del siglo XX cuenta las andanzas y el desarrollo de la vida de un niño que se va haciendo mayor y ya desde muy joven se ve en la necesidad de sobrevivir en este mundo a veces tan ingrato.

Aleccionado en los avatares de la vida por su abuelo allá en el pueblo, le hace prevenirse de los engaños y maldades de la gente. Y todo a base de aprender con el palo, garrotazo y tente tieso. La gente del pueblo de Martín es recelosa, vengativa y poco dada a los afectos. Su propia familia y el maestro de escuela son los peores de todos para Martín. Su abuelo, el único que bien le quiere, le va enseñando aplicando el refranero y algún palo que otro de su cayada y le advierte de que ande atento en la vida, que nada bueno llega de balde y no hay que fiarse nunca. 

La gota que colma el vaso de todas sus experiencias, escarmentado de tanto maltrato y ese estado estresante de estar en continua alerta para no recibir estacazos por cualquier nimiedad, hace que abandone el pueblo en busca de lo desconocido. 

Martín es un niño que ha superado por su fortaleza física y psíquica el maltrato constante y aún así guarda en lo profundo de sí un carácter de bondad y de preocupación por los semejantes así como una conciencia de justicia a pesar de sus vivencias.

Escapa a escondidas, aterrorizado y vaga por el campo no sabe muy bien por dónde. Su querido abuelo le busca antes de la huida y le entrega unos duros para que pueda ir viviendo. 

Y el autor nos presenta de nuevo otra más aún fascinante aventura de Martín, esta vez vagando por los campos de Cataluña camino de Barcelona donde por lo visto tiene un tío hermano de su abuelo. Y encuentra un amigo que le ayuda con el que hará su viaje, viaje en el que aplicará las enseñanzas de su abuelo, aunque se dará cuenta de que no siempre encaja esa medida recelosa del abuelo con la realidad circundante, no todos son tempestades, ni todos los perros lobos, pero tampoco todo el monte es orégano.

Sus andanzas le llevan a Barcelona. Una ciudad que le fascina y le parece increíble que pueda ser tan enorme. También conoce gente estupenda en Barcelona, a "Juaniyo" su gran amigo del alma y gente no tan buena como su propio indeseable tío. Y el desarrollo de la historia muestra a Martín como un chico con una inteligencia extraordinaria además de listo. 
En esta tercera parte se le conoce más profundamente. El autor ha ido acumulando experiencias a lo largo de su obra y ha conseguido hacer de él un chico muy querido y de hecho, gracias a ese carácter, logra acaparar en sí la atención de muchas personas que le llegan a tomar verdadero afecto. Martín es un personaje que es capaz de absorber lo mejor de cada persona y aprender de ellas y hacer que los demás aprendan de él sin proponérselo.

Es una comedia y un drama. El autor es un maestro para describir los caracteres personales. Uno se llega a hacer amigo de los amigos de Martín y llega a querer a un personaje que es tan real como la vida misma y hay momentos de auténtica conmoción donde las penas y alegrías se aferran al propio lector como sufridas en sus propias carnes.

Una historia en definitiva profunda, aunque se lee del tirón, divertida, triste, aleccionadora, sencilla, apasionante. Una obra que sin duda hay que leer.






domingo, 30 de junio de 2013

Sobre Nada de Carmen Laforet.

Movido por la curiosidad que inspira siempre mi amigo Daniel Martín he iniciado la lectura de esta novela de Carmen Laforet, premio Nadal en 1944, que ya solo por el título promete...
Me está resultando más que interesante y la crítica de Dani me parece magnífica con tan solo treinta páginas que llevo leídas.
Es una novela sencilla, profunda. He comprendido en el trascurso de estas páginas cómo la vida de la joven Andrea corría el riesgo de ser absorvida por la propia vida de esa casa familiar donde se hospeda. Y en la página treinta precisamente leo que su tío Román, en una conversación a solas con ella le dice: "Cuando vivas más tiempo aquí, esta casa y su olor, y sus cosas viejas, si eres como yo, te agarrarán la vida". Carmen Laforet ha manejado genialmente el trascurso de la novela hasta ahora para hacer ver al lector, en este caso yo, lo que realmente pretendía. 

...


Acabé la novela y me ha dejado muy buena impresión. Andrea es el personaje principal a través de la cual se narra la sencilla, pero profunda historia de una etapa de su vida que a buen seguro la marcará para siempre.

La estancia de Andrea durante un año de estudios en una casa familiar de Barcelona, en la calle Aribau, la ponen en contacto con unas terribles formas de vida, las de sus familiares de Barcelona, su tío Román, un personaje enigmático y un músico polifacético y extraordinario, aunque mala persona en el fondo. Su tío Juan, un lunático con un terrible complejo de inutilidad que pinta cuadros de penosa calidad. Su tía Angustias otra loca atormentada por una desmedida y retorcida concepción del decoro personal según la costumbre al uso en aquella época de principio de los años cuarenta. La abuela de Andrea y madre de los anteriores, una mujer buena y entregada a los demás e inmerecidamente a sus, para mí, indeseables hijos. La criada Antonia, fiel a Román con su perro faldero. La mujer de Juan, Gloria, bella, pero pobre paleta e ignorante, y el hijo de ambos que apenas tiene un año de vida. 
Gloria recibe tremendas palizas desde la impotencia y complejo de su brutal marido. En este hábitat de recelos entre unos y otros y donde los golpes y los insultos entre ellos están a la orden del día es donde tiene que hacer Andrea parte de su vida mientras va completando sus estudios universitarios. Ambiente viciado y recrudecido a causa del hambre y la pobreza de postguerra de una familia que debió ser distinguida y afable en otro tiempo, a juzgar por lo que la abuela le cuenta a Andrea, y que parece que la inmundicia de las más pueriles personalidades de cada uno, menos de la pobre abuela, afloran ante la desesperación de unas vidas sin esperanza.

Pero no todo es así en Barcelona para ella. Afortunadamente hace amistades en la universidad y conoce a su gran amiga del alma, Ena, con quien compartirá una profunda amistad. Sus extravagantes y millonarios amigos bohemios, estudiantes como ella que como dice Dani juegan a ser artistas. 
Su amigo Pons un tipo ingénuo a través de quien conoce al resto. Guixols artista de la pintura que sueña con ser como un Picasso. Iturdiaga, amante de la poesía y un fantasioso siempre optimista. Por otro lado están Ena y su amor platónico Jaime. Los padres de Ena. Su padre, un tipo fino y simpático y su madre, preocupada por las andanzas de su hija que revolotea en torno a Román. Su madre estudió música en el conservatorio con Román precisamente quien la dejaría marcada por muchos años, pero Ena, que tiene mucho de su madre, tiene además cierto punto de madurez aunque con la locura propia de la juventud que le permite salir airosa, también gracias a Andrea, de situaciones complicadas.

Andrea, la protagonista, de la que se puede sacar una descripción desde dentro, la que da la propia escritora, y una descripción desde afuera, que es la que muestran indirectamente sus amigos y más directamente su amiga Ena. Y mi descripción a la vista de estas dos visiones me presenta a Andrea como una chica tímida, inteligente, prudente, que analiza todo sin decidirse a hablar más de la cuenta o actuar alocadamente ante situaciones difíciles. Me parece una chica despistada que a los ojos de sus amigos la hicieron parecer algo tonta, sobre todo para Ena.

Una novela en la que la protagonista no parece haber sacado nada en claro a lo largo de ese curso universitario, pero que verdaderamente sí que fue un año de importantes experiencias que le llevaron a madurar su concepción de las cosas de la vida. Una novela con múltiples lecturas en muchos de los episodios que se narran y sin perder la sencillez genial de la autora que describe los entornos y las personalidades de los personajes con una extraordinaria maestría. La autora me ha hecho bucear para adentrarme en un mundo de posibilidades que hacen de este libro una gran obra a la que siempre se puede recurrir. 
Como decía Julián Marías, no exactamente con estas palabras, que los libros buenos, los que merecen la pena, lo son en la medida en que se puede volver a ellos una vez más.

lunes, 4 de marzo de 2013

Robert Boyle

Esta entrada está referida a las publicaciones periódicas que realiza la revista El Tamiz a la que estoy inscrito en su versión digital que por supuesto recomiendo a todo aquel que le interese la ciencia.

En 1661 Robert Boyle publicó su "The sceptical chymist", un antes y un después de la química, un principio de la química moderna dejando atrás lo que fue la alquimia.

En el siguiente párrafo deja bien claro lo que para Boyle debería ser una buena práxis científica. No se me ocurre hacer ningún comentario, es perfecto.

"Pero no me ruborizo al reconocer que tengo menos problemas en confesar que dudo, cuando así es, que en afirmar que sé lo que no sé: y mis esperanzas serían mucho mayores de lo que son de ver la Filosofía firmemente establecida si los hombres distinguieran con más cuidado las cosas que saben de las que ignoran o simplemente sospechan, y que explicaran claramente las cosas que creen entender, que reconocieran de manera transparente las cosas que ignoran, y que dejaran sus dudas suficientemente claras, de modo que el esfuerzo de las personas inteligentes pudiera dedicarse a realizar investigaciones posteriores [...]"

Para el que le interese, recomiendo leer la entrada de El Tamiz al completo.

viernes, 1 de febrero de 2013

¿Qué es filosofía?

“Los grandes problemas filosóficos requieren una táctica similar a la que los hebreos emplearon para tomar a Jericó y sus rosas íntimas: sin ataque directo, circulando en torno lentamente, apretando la curva cada vez más y manteniendo vivo en el aire son de trompetas dramáticas”

viernes, 4 de enero de 2013

Sobre necesidades


En el mes de octubre de 2012 tuvo lugar un ciclo de conferencias sobre el cerebro pronunciada por el Dr Francisco Jose Rubia Vila bajo la fundación del Colegio Libre de Eméritos en el salón de actos de Técnicas Reunidas en la calle Arapiles en Madrid.  

La tercera conferencia versaba sobre "El órgano de la civilización. El lóbulo frontal".
Habló de cosas muy interesantes en torno a este órgano y me llamó mucho la atención la referencia que hizo también sobre una parte del cerebro donde parece ser que se pueden ubicar los pensamientos más sublimes. Esta región del cerebro creo recordar que estaba por el cuerpo calloso, pero he olvidado el nombre. El caso es que, y esto es lo que más me interesó, existe una relación directa entre dicha región y el sistema locomotor, lo cual hace pensar a muchos científicos en la relación entre el "pensar" y "tomar acción" y lo que ocurre es que el hombre tarda más tiempo en dar respuesta ante situaciones en las que el animal reacciona instintivamente, de forma más directa, debido precisamente a que esa capa de pensamiento nos aleja de la "naturaleza". Parece casi poesía, pero es ciencia, aunque quién dice que la ciencia no tiene algo de poesía...

A la vista de esto me acordé del libro sobre el curso pronunciado por Ortega, Meditación de la Técnica, allá por el año 1933 en la Universidad de Verano de Santander. Me quedé con las ganas de preguntar al profesor sobre el año en que se descubrió que esa zona del cerebro albergaba la imaginación, pero no hubo lugar.

Entresaco de este libro algunas ideas que me han parecido:

Sin técnica, no existiría el hombre y viceversa, por lo menos el hombre tal como lo vemos, el hombre técnico. Y ¿qué diferencia hay entre el hombre y el animal?

Se podrían definir a lo mejor dos categorías de la necesidad entendida para un animal y entendida para el hombre:

El hombre ha creado un mundo propio sobre el que habita y lo ha creado por su radical malestar en el mundo natural en el que vive el animal. El hombre parece ser ese animal que nunca está a gusto donde está, el eterno insatisfecho, y necesita construir para vivir. Es capaz de habitar allá donde se lo proponga en cualquier punto de la tierra, e incluso fuera de ella. El hombre es un inadaptado radical.

El animal sin embargo tiene su propio habitat y se adapta a él, forma parte de la naturaleza. El animal es naturaleza, vive y es solidario con ella. La naturaleza le da al animal lo que él necesita, comida, clima determinado etc. Fuera de determinados factores ambientales el animal, al contrario que el hombre, se deja morir.

El hombre ha creado a lo largo de los siglos una capa, una ortopedia, entre su naturaleza animal y su mundo imaginario de manera que habita sobre esa naturaleza u ortopedia creada por él. Naturaleza en constante cambio y mutación frente a la naturaleza animal cuyo cambio es mucho más lento. Y cuando se habla de técnica no solamente podemos referirnos a los complejos aparatos, estructuras y máquinas creadas por el hombre. También habría que hablar de que inventa historias, poesías y crea mundos imaginarios en los que está. Mundos acaso tan reales como la vida misma o acaso tan inventados como la propia realidad de la vida.

Mientras que las necesidades del animal pueden ser comer, dormir etc, las del hombre son otras que tienen mucho que ver con ese mundo imaginario. Dirán algunos que comer también es una necesidad humana sin la cual moriría. Sí, pero lo cierto es que hay muchos ejemplos de seres humanos que prefieren morir antes que seguir viviendo en determinadas condiciones por ejemplo y sucumben a la muerte.

Como resultado de todo esto, el ser humano ha olvidado esa parte salvaje del animal que le hizo ser otro en algún tiempo pasado, antes del invento de la técnica. Y claro, esto nos ha llevado a perder esos instintos primitivos y tenemos innumerables ejemplos.

No pretendo sacar algún tipo de valoración sobre este hecho, eso ya sería hablar de otra cosa. Sólo que me resulta reveladora aquella conferencia del año 1933 sobre algo que científicamente ha tomado cuerpo posteriormente, si es que este descubrimiento fue posterior claro. Y aunque no hubiera sido así, parece claro que el razonamiento filosófico ha podido confluir en el mismo punto que el científico conduciéndose por distintos derroteros quizá.

En torno al curso de Meditación de la Técnica editado en Alianza Editorial hay una referencia al final del libro al coloquio de Darmstadt (Darmstädter Gespräche) en el año 1951 donde se recogen dos conferencias. Una pronunciada por Martin Heidegger cuyo título fue "Bauen Wohnen Denken" (Construir, vivir, pensar) y otra pronunciada por Ortega, "El mito del hombre allende la técnica", donde Ortega expone su particular visión de un mito inventado por él y que lanza al hombre, o quizá al futuro hombre, a conocerse a sí mismo por medio de la técnica, entrando así en un mundo interior de fantasía ¿y cuál puede ser su razón de ser? Su constante y "natural" insatisfacción. El hombre necesita crearse (Wohnen) un mundo nuevo sobre el que vivir (Bauen) porque, en el que vivía el animal que antes era, el hombre ha enfermado y Ortega lo explica magníficamente en su mito inventado. Y como ha enfermado necesita otro mundo nuevo sobre el que construir, pensar (Denken) y seguir construyendo. Y ya ha olvidado las respuestas que le daba su naturaleza animal a los problemas de la naturaleza animal, esto es, ha olvidado sus instintos. Quizá los tiene agazapados en algún lugar de su cerebro. Y esta hipertrofia del órgano imaginativo ha hecho engrosar esa distancia que hablaba antes que habría que salvar para que la naturaleza animal se comunicara tan eficientemente con el hombre, de forma directa como lo hace con el animal. La naturaleza del hombre es la propia ortopedia creada por él y sus respuestas se brindan a ella.

Sobre la conferencia de Heidegger poco puedo decir, pues solo conozco las referencias que señala Ortega al respecto en la réplica que dio en su conferencia. Tan solo apuntar que para Heidegger el hombre primero vive, luego construye y luego piensa. Ese orden de factores es criticado por Ortega por las razones anteriormente aludidas. Es decir, el hombre es tal porque inventa la técnica, a partir de la técnica, por tanto viviendo ya en su fabuloso aparato ortopédico cuyo proyecto tiene su origen en esa extraordinaria parte del cerebro donde parece que se alberga la imaginación y el pensamiento más sutil.